En esta serie trabaja con el culo masculino, específicamente el ano. El ano como terreno pantanoso, tormentoso e inquietante que perturba a toda la cultura occidental heterosexual y machista por ser un tabú, el lugar de la vergüenza. Sinónimo de mierda, asco, y en el peor de los casos, de sodomización. Paul B. Preciado en Terror anal (2009) realiza un estudio epistemológico del ano, comprendiendo que el hombre blanco heterosexual ha relegado el ano al lugar de la excreción, arrebatándole todo potencial de placer y goce. El ano se visualiza aquí como un espacio amputado, el terreno de la ignominia y la abyección. Devolverle al ano su potencial sexual y recreativo supone igualar las clasificaciones binómicas de la diferencia sexual y asumir que no sólo el cuerpo femenino es el penetrable. Si la jerarquía machista ha puesto al sujeto penetrador (hombre, activo) por encima de un sujeto penetrado (mujer, pasiva), un cuerpo masculino penetrado se reduce a pasividad, rechazando su masculinidad, y por tanto su privilegio supuestamente innato. Debido a la misoginia imperante, ya que las mujeres son menos por el simple hecho de ser sujetos que no penetran, el hombre penetrado es doblemente rechazado: por ser pasivo y por renunciar al privilegio de estar siempre por encima. Desmontar este sistema de creencias culturales no implicaría sólo una revolución sexual del disfrute, sino una deconstrucción estructural de nuestras identidades. Martínez Oliva encuentra en la analidad uno de los puntos claves desde el que operar, por sufrir todo un conjunto de violencias. En una imagen dibuja una telaraña con líneas rojas, como si formulase su olvido y deterioro social, o por el contrario formulase una trampa mortal de la cual hay pocas escapatorias. Este conjunto de fotografías se concibe como una instalación fotográfica dentro de una habitación a la que se accede por una puerta con una cortina de gruesas cadenas que nos acercan a estos juegos de poder y subyugación.
Buxán Bran, Xosé M. (2005). 28 radicales libres. En Concello de Santiago (Ed.) (2005), Radicais libres. Experiencias gays y lésbicas na arte peninsular (pp. 272-325). Santiago de Compostela, España: Concello de Santiago. Concellería de Cultura.
Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana (Ed.) (1997). Igualdad es diferencias. Actividad artística y compromiso en el arte valenciano reciente. Alaquàs, España: Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana.
Martínez Oliva, Jesús (2008). ¿En retirada?, Arte y activismo en torno al género y a la sexualidad en el Estado español. Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (Ed.) (2008), Géneros?? (pp 32-43). Murcia, España: Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, p. 40.
Preciado, Paul B. (2009). Terror anal: Apuntes sobre los primeros días de la revolución sexual. En Melusina (Ed.) (2009), El deseo homosexual (pp. 133-172). Barcelona, España: Melusina.
En esta serie trabaja con el culo masculino, específicamente el ano. El ano como terreno pantanoso, tormentoso e inquietante que perturba a toda la cultura occidental heterosexual y machista por ser un tabú, el lugar de la vergüenza. Sinónimo de mierda, asco, y en el peor de los casos, de sodomización. Paul B. Preciado en Terror anal (2009) realiza un estudio epistemológico del ano, comprendiendo que el hombre blanco heterosexual ha relegado el ano al lugar de la excreción, arrebatándole todo potencial de placer y goce. El ano se visualiza aquí como un espacio amputado, el terreno de la ignominia y la abyección. Devolverle al ano su potencial sexual y recreativo supone igualar las clasificaciones binómicas de la diferencia sexual y asumir que no sólo el cuerpo femenino es el penetrable. Si la jerarquía machista ha puesto al sujeto penetrador (hombre, activo) por encima de un sujeto penetrado (mujer, pasiva), un cuerpo masculino penetrado se reduce a pasividad, rechazando su masculinidad, y por tanto su privilegio supuestamente innato. Debido a la misoginia imperante, ya que las mujeres son menos por el simple hecho de ser sujetos que no penetran, el hombre penetrado es doblemente rechazado: por ser pasivo y por renunciar al privilegio de estar siempre por encima. Desmontar este sistema de creencias culturales no implicaría sólo una revolución sexual del disfrute, sino una deconstrucción estructural de nuestras identidades. Martínez Oliva encuentra en la analidad uno de los puntos claves desde el que operar, por sufrir todo un conjunto de violencias. En una imagen dibuja una telaraña con líneas rojas, como si formulase su olvido y deterioro social, o por el contrario formulase una trampa mortal de la cual hay pocas escapatorias. Este conjunto de fotografías se concibe como una instalación fotográfica dentro de una habitación a la que se accede por una puerta con una cortina de gruesas cadenas que nos acercan a estos juegos de poder y subyugación.
Buxán Bran, Xosé M. (2005). 28 radicales libres. En Concello de Santiago (Ed.) (2005), Radicais libres. Experiencias gays y lésbicas na arte peninsular (pp. 272-325). Santiago de Compostela, España: Concello de Santiago. Concellería de Cultura.
Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana (Ed.) (1997). Igualdad es diferencias. Actividad artística y compromiso en el arte valenciano reciente. Alaquàs, España: Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana.
Martínez Oliva, Jesús (2008). ¿En retirada?, Arte y activismo en torno al género y a la sexualidad en el Estado español. Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (Ed.) (2008), Géneros?? (pp 32-43). Murcia, España: Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, p. 40.
Preciado, Paul B. (2009). Terror anal: Apuntes sobre los primeros días de la revolución sexual. En Melusina (Ed.) (2009), El deseo homosexual (pp. 133-172). Barcelona, España: Melusina.




