En la serie de Escatologías Domésticas, Romero construye unos cubículos rojos cuyas paredes están llenas de una escritura ininteligible, como las páginas de un diario al que no podemos tener acceso. Estos módulos se asemejan a una casa. Por lo general, se encuentran en un estado inestable, descansando sobre espuma de poliuretano, a veces del revés, incorporando incluso la forma esponjosa de una explosión atómica. Con todo ello, se percibe el hogar como un terreno hostil, un campo de batalla.
En la serie de Escatologías Domésticas, Romero construye unos cubículos rojos cuyas paredes están llenas de una escritura ininteligible, como las páginas de un diario al que no podemos tener acceso. Estos módulos se asemejan a una casa. Por lo general, se encuentran en un estado inestable, descansando sobre espuma de poliuretano, a veces del revés, incorporando incluso la forma esponjosa de una explosión atómica. Con todo ello, se percibe el hogar como un terreno hostil, un campo de batalla.



