Si hasta el momento las piezas de Limón se mantienen en la bidimensionalidad de una prenda textil que se presenta colgada, con este proyecto pasa a una notable tridimensionalidad. La fiesta de la pluma consiste en 21 cojines rosas rellenos de pluma. Las fundas están bordadas a mano con descripciones extraídas de distintos perfiles de aplicaciones de contactos entre hombres. Lo que tienen en común estos textos es el rechazo a la pluma.
Se denomina tener pluma a toda aquella actitud o rasgo asociado a lo "femenino" o a lo extravagante que presentan algun+s hombres homosexuales. Con ironía, y una clara imagen camp, la obra denuncia estas presentaciones cargadas de homofobia y misoginia, perpetuando una masculinidad hegemónica, y ejerciendo una violencia discriminatoria (desde) dentro del colectivo gay. Pero ¿qué es la masculinidad y la feminidad en realidad? ¿Qué es la pluma? ¿Por qué provoca tanto miedo? Dentro del colectivo, este rechazo a la pluma es, a su vez, miedo a ser rechazado por el hecho de ser gay, de llevar a cabo prácticas sexuales no aceptadas por el heteropatriarcado. Si la masculinidad hegemónica favorece la aceptación, el rechazo a lo femenino es el vehículo de validación para uno mismo y para los demás.
En 2018 da la sensación de que la teoría queer no ha permeado en la sociedad, ni tan siquiera en la comunidad gay. De ahí que los perfiles de aplicaciones de contactos entre hombres presenten un rechazo frontal hacia la pluma. Ante esta situación, Bartolomé Limón, con sorna, transforma estos mensajes en unos cuerpos textuales blandos, como si nos invitase a una fiesta de pijamas para jugar a Línea Directa (juego “para chicas” de los 90 en el que se realiza una serie de llamadas telefónicas hasta descubrir cuál es el chico al que le gustas) y en cada llamada nos encontrásemos esta intolerancia. La fiesta de la pluma es un grito crítico y mordiente, que se lanza desde lo suave y lo dúctil, como si nos dijese, "no te preocupes, chic+, al menos tienes de tu lado a tus amig+s".
Si hasta el momento las piezas de Limón se mantienen en la bidimensionalidad de una prenda textil que se presenta colgada, con este proyecto pasa a una notable tridimensionalidad. La fiesta de la pluma consiste en 21 cojines rosas rellenos de pluma. Las fundas están bordadas a mano con descripciones extraídas de distintos perfiles de aplicaciones de contactos entre hombres. Lo que tienen en común estos textos es el rechazo a la pluma.
Se denomina tener pluma a toda aquella actitud o rasgo asociado a lo "femenino" o a lo extravagante que presentan algun+s hombres homosexuales. Con ironía, y una clara imagen camp, la obra denuncia estas presentaciones cargadas de homofobia y misoginia, perpetuando una masculinidad hegemónica, y ejerciendo una violencia discriminatoria (desde) dentro del colectivo gay. Pero ¿qué es la masculinidad y la feminidad en realidad? ¿Qué es la pluma? ¿Por qué provoca tanto miedo? Dentro del colectivo, este rechazo a la pluma es, a su vez, miedo a ser rechazado por el hecho de ser gay, de llevar a cabo prácticas sexuales no aceptadas por el heteropatriarcado. Si la masculinidad hegemónica favorece la aceptación, el rechazo a lo femenino es el vehículo de validación para uno mismo y para los demás.
En 2018 da la sensación de que la teoría queer no ha permeado en la sociedad, ni tan siquiera en la comunidad gay. De ahí que los perfiles de aplicaciones de contactos entre hombres presenten un rechazo frontal hacia la pluma. Ante esta situación, Bartolomé Limón, con sorna, transforma estos mensajes en unos cuerpos textuales blandos, como si nos invitase a una fiesta de pijamas para jugar a Línea Directa (juego “para chicas” de los 90 en el que se realiza una serie de llamadas telefónicas hasta descubrir cuál es el chico al que le gustas) y en cada llamada nos encontrásemos esta intolerancia. La fiesta de la pluma es un grito crítico y mordiente, que se lanza desde lo suave y lo dúctil, como si nos dijese, "no te preocupes, chic+, al menos tienes de tu lado a tus amig+s".
