No resulta fácil definir a Miguel Vicente, es dragueer, performer y showoman. En su infancia ya tiene una consciencia travesti, al menos en un estado intuitivo. Hace teatro y en casa se viste con ropa de mujer. Estudiar Bellas Artes y cursar un Máster de Producción Artística en la Universitat Politècnica de València es lo que le da empaque, forma y cuerpo a sus intereses trans. Si en sus primeras pinturas figurativas muestra travestis, también pornografía gay, la teoría y la práctica en arte le conducen a encarnar la travesti que anhela ser.
Concibe su producción artística y personalidades como un work in progress que se alimenta de la experiencia de su día a día, enarbolando un discurso activista que se construye espontáneamente. Opina que la identidad siempre está en evolución, y lo que hace en cada momento es confeccionarse un traje a medida que muta con descaro. Le caracteriza una fuerte inquietud por conocer muy diversos universos. Se mueve cómodamente en el mundo de la moda, la canción, el teatro y las artes visuales, aunque es fundamentalmente conocid+ en el mundo del espectáculo y de la noche por dar vida a su alter ego Liz Dust, el personaje que le ha catapultado a la escena pública. No obstante, jamás ha dejado de realizar acciones que beben mucho de las artes escénicas, sin perder ni un ápice del espíritu de su formación en arte contemporáneo. Justo en esta hibridación, donde las cosas no se pueden encasillar, es donde Miguel se siente más cómod+. Eso sí, le interesa muchísimo descontextualizar la figura de la travesti, sacarla de los focos para desarrollar peformances con un lenguaje cabaretero en otros espacios, por ejemplo, mítines, visitas guiadas a museos o exposiciones, presentaciones de actos, festivales de performance, desfiles. Todo se convierte en un escenario de aprendizaje en el que le da vueltas a la construcción del género, a la relación cuerpo-mente, a los modos de estar presente, de expresarse, de relacionarse, de producir afectos y deseos. Incapaz de decantarse por una única expresión, su estilo es ecléctico, saltando de un lado a otro, de forma promiscua y queer.
