
O.R.G.I.A es un colectivo artístico que trabaja desde una perspectiva transfeminista y queer. Se constituye en 2001, cuando sus integrantes estudian el último año de licenciatura de Bellas Artes en la Universitat Politècnica de València. O.R.G.I.A está compuesto por Tatiana Sentamans, Carmen Muriana y Bea Higón, aunque este monstruo de muchas cabezas ha sido conformado por much+s otr+s. Entre 2004 y 2008 tienen como hermana discontinua a Sabela Dopazo. Otr+s colaborador+s han sido Elena Urko, Majo Pulido, Aurore Delpau, Xelo Soriano, Marisol Simó, Malva García Sawada. Junt+s han dado forma a este colectivo con apariencia inestable –porque todo puede tener cabida– que funciona como un solo organismo. Podríamos definir O.R.G.I.A como una red afectiva de trabajo que, con actitud canalla, a través de la hibridación y la confusión, genera operaciones de desplazamiento sobre el deseo, el placer, el hedonismo, el empoderamiento y la visibilidad. De ahí que adopten como nombre un acrónimo mutante, siempre cambiante, haciendo referencia al grupo lésbico LSD y a los juegos de siglas de Paco Ibáñez en Mortadelo y Filemón.
Se podría decir que uno de los disparadores que les lleva a aunar fuerzas es no encontrar referentes identitarios, en un momento en el que apenas se habla de mujeres artistas, y mucho menos de artistas mujeres que aborden cuestiones queer. Desde el activismo y la militancia artística, O.R.G.I.A desarrolla acciones políticas llenas de lucha, reivindicación y disidencia sexogenérica, en contra de toda visión única implantada por el cisheteropatriarcado. Su labor se ha centrado en hacer visibles otros imaginarios simbólicos, otras formas de ser fuera de la norma y el binarismo. De hecho, trabajar junt+s es una manera de salirse de lo habitual, de expandir el pensamiento, de disolver la autoría y el ego, en una organización horizontal, anónima y anárquica. Una salida desviada que se articula desde el humor crítico. Los debates fluidos que mantienen les conducen a lugares comunes. Sus propuestas son procesos porosos, elásticos, mutantes, siempre abiertos; se materializan en distintas disciplinas, oscilando entre ideas, técnicas y materiales. En clave transfeminista, sus obras re-sexualizan y re-politizan cuerpos, espacios, acciones e imágenes.
A lo largo de sus trayectorias vitales se han vinculado a la academia. Sus tres componentes son doctoras y actuales profesoras de la Universidad Miguel Hernández. Desde el transfeminismo y el activismo, cuestionan la ciencia desde dentro, con el objetivo de romper sus muros, en una relación crítica y a la vez muy nutritiva. La universidad les ha servido para enarbolar un discurso sólido y consistente, muy conscientes de sus subjetividades y de todo aquello que les atraviesa. Aprender, investigar y explorar son puntos fundamentales para comprender su producción artística, en una retroalimentación perfecta. Además, todo ello influye en su manera de dar clases.
