Pol Coronado es artista visual, editor y diseñador. Su práctica abarca una amplia diversidad de disciplinas: pintura, escultura, instalaciones, vídeos, textos y publicaciones. También es el cantante de The Holy Clinic, grupo musical junto a Jorge Carla, Mavi Escamilla y Alex Francés. En el ámbito editorial, es el director de la revista Dirty (1993-2007), un proyecto que parte del contexto valenciano para, mediante el humor, revelar lo infame en lo que resulta familiar. Su obra se nutre del apropiacionismo, el arte pop y el arte conceptual, empleando una estética festiva y discotequera que combina elementos kitsch, trash y camp, articulando un discurso crítico cargado de contenido político.
Llega a València en 1984 para estudiar Ilustración en la Escuela de Artes y Oficios. Allí establece amistad con un grupo de artistas valencian+s, quienes lo animan a crear sus primeras manifestaciones artísticas. En 1989 se traslada a Barcelona para cursar Arte Gráfico en la Escola Massana, donde descubre la litografía y sus posibilidades. Comienza a pintar, desarrollando imágenes en las que antepone el concepto a la forma. En 1991 regresa a València y compagina el trabajo con sus estudios en Bellas Artes en la Universitat Politècnica de València. Se especializa en Pintura. Obtiene la licenciatura en 2009.
Su producción artística tiene un claro posicionamiento político que denuncia, de forma crítica y activista, cómo el capitalismo atraviesa las subjetividades, despojándolas de agencia. A través del estudio de las imágenes pone en cuestión los sistemas de representación que se nos imponen. Se apropia de los productos de consumo de alta y baja cultura. Emplea artículos de lujo y sus señas: logos, etiquetas o packagings, con sus envoltorios y embalajes, incluyendo cintas y lazos. Y estos los mezcla con objetos de plástico, cutres y castizos, donde reina el souvenir, la figurita de porcelana (Lladró, Limoges y sus bastardos), las toallas de playa de las costas españolas turistificadas. Despojos desechables de fealdad o high class, reflejos de una cultura alienante. Con estos elementos crea collages y ensamblajes llenos de colores atrevidos y materiales extravagantes, devolviendo al mercado sus propios residuos mediante un lenguaje visual paradójico, barroco e irónico.
El humor ha sido una constante en su trabajo. En él encuentra una forma de darle la vuelta a los acontecimientos y así poder hallar un descanso, reconfortante y alegre, en lugar del hastío, el fastidio o la desilusión. El humor es una herramienta poderosa capaz de revelar realidades duras y controvertidas, de una forma no ofensiva, casi amable. Posee una fuerte capacidad transformadora, modificando las percepciones, sin embargo, con los años, Coronado se pregunta sobre su impacto y eficacia. Si al final lo que queda es la sonrisa, quizás el humor sólo sirve como un maquillaje que desdibuja el contenido para que prevalezca la ocurrencia. Esta es una línea peligrosa, sobre todo cuando no se ha de frivolizar con lo importante; directamente, hay asuntos que no deberían hacer gracia. De ahí que las obras de los últimos años sean más claras y contundentes.
En su proyecto editorial Dirty es donde emerge con mayor claridad todas estas cuestiones, tiñéndose con desobediencia, entretejiendo un universo repleto de retratos performáticos, curiosos, díscolos, fuera de toda heteronormatividad.
