
Su primer alter ego es Sofía Cove (2011-2013). Nace como proyecto del Máster de Producción Artística de la Uiversitat Politècnica de València. Sofía es un collage travesti de las artistas que más admira: Bette Davis, Marina Abramovic, Penélope Cruz. De hecho, su nombre es un homenaje a la fotógrafa francesa Sophie Calle; desde que la descubriese, Miguel Vicente ha llevado por bandera uno de sus leit motiv: crear ficciones con el objetivo de sentirse a salvo. De este modo, escoge atributos, como quien visita un buffet libre y se apropia, mezcla y replica las partes escogidas. Las adopta y encarna en su producción artística. Así modela su apariencia física, sus actitudes y comentarios. De sí misma dice que nace en París en 1977 y siempre cumple 33 años. Es este un ejercicio aspiracional con el que evidencia que así como el arte es un dispositivo construido, el género también lo es. Con todo ello habla del deseo, de la proyección de los anhelos, de las preocupaciones, desarrollando un análisis irónico y mordaz sobre el mundo del arte contemporáneo, su mercantilización y mecanismos. Además, lo hace bien embutida en un espíritu camp.
