Esta pintura reinterpreta Las señoritas de Avignon (1907) de Pablo Picasso. Si en su momento Picasso puso en valor la prostitución, Munyoz da un paso adelante al reivindicar el travestismo. Su cuadro es vibrante y colorista que se apropia del lenguaje cubista para situar a sus cuatro drags en un bar de copas. Los cuerpos desnudos y sus rostros se estilizan y deforman. Cada personaje adquiere un tono particular, relacionando su pose y presencia con una experiencia única. Sus rostros pueden ser leídos como máscaras intercambiables, jugando con el concepto de identidad fluida. En el fondo, un conjunto de letras se integra de tal manera que casi pasa desapercibido, añadiendo en un susurro visual el propio título de la obra.
Esta pintura reinterpreta Las señoritas de Avignon (1907) de Pablo Picasso. Si en su momento Picasso puso en valor la prostitución, Munyoz da un paso adelante al reivindicar el travestismo. Su cuadro es vibrante y colorista que se apropia del lenguaje cubista para situar a sus cuatro drags en un bar de copas. Los cuerpos desnudos y sus rostros se estilizan y deforman. Cada personaje adquiere un tono particular, relacionando su pose y presencia con una experiencia única. Sus rostros pueden ser leídos como máscaras intercambiables, jugando con el concepto de identidad fluida. En el fondo, un conjunto de letras se integra de tal manera que casi pasa desapercibido, añadiendo en un susurro visual el propio título de la obra.

