Esta serie fotográfica de pequeño formato captura un proceso de transformación travesti. Fran Munyoz se autorretrata desde los primeros segundos en los que se aplica base de maquillaje y eyeliner, hasta que da rienda suelta a su fantasía drag, con vestuario, medias y peluca. En el travestismo, tan significativo es lo que se quita como lo que se añade, logrando que la apariencia inicial se altere gradualmente hasta erigirse en otra imagen, otra identidad. Este proceso, por lo general, no se muestra, queda relegado al espacio íntimo del camerino. La drag sólo aparece cuando ya está montada.
Este conjunto de 15 fotografías se concibe como una pieza única. Munyoz desnuda su práctica ante la cámara, mostrando una vulnerabilidad y fragilidad que desbordan los límites del género. El pequeño formato de la serie invita a una contemplación intimista en la que l+ espectador+ se vuelve un+ voyeur.
Un texto acompaña a las imágenes. En él, Munyoz plasma sus inquietudes, convirtiéndolas metafóricamente en un bloque de pisos. El relato que esboza es divertido y caótico, lleno de alianzas y disputas, entretejiendo pensamientos y ocurrencias. "'¡FUMAR MATA!' A mí lo único que me mata son los tacones de aguja afilados como cuchillos", afirma con ironía. La estructura del texto presenta esta edificación hecha añicos por el paso del tiempo, donde el desencanto se filtra en las paredes. De forma desordenada, describe lo que sucede en cada piso. Las vecinas se afanan en sus motivaciones y costumbres, conjugando inconvenientes con ingenio y símiles. Cada tanto, introduce algún referente artístico que subraya las excentricidades, en una reflexión situada y perspicaz.
Esta serie fotográfica de pequeño formato captura un proceso de transformación travesti. Fran Munyoz se autorretrata desde los primeros segundos en los que se aplica base de maquillaje y eyeliner, hasta que da rienda suelta a su fantasía drag, con vestuario, medias y peluca. En el travestismo, tan significativo es lo que se quita como lo que se añade, logrando que la apariencia inicial se altere gradualmente hasta erigirse en otra imagen, otra identidad. Este proceso, por lo general, no se muestra, queda relegado al espacio íntimo del camerino. La drag sólo aparece cuando ya está montada.
Este conjunto de 15 fotografías se concibe como una pieza única. Munyoz desnuda su práctica ante la cámara, mostrando una vulnerabilidad y fragilidad que desbordan los límites del género. El pequeño formato de la serie invita a una contemplación intimista en la que l+ espectador+ se vuelve un+ voyeur.
Un texto acompaña a las imágenes. En él, Munyoz plasma sus inquietudes, convirtiéndolas metafóricamente en un bloque de pisos. El relato que esboza es divertido y caótico, lleno de alianzas y disputas, entretejiendo pensamientos y ocurrencias. "'¡FUMAR MATA!' A mí lo único que me mata son los tacones de aguja afilados como cuchillos", afirma con ironía. La estructura del texto presenta esta edificación hecha añicos por el paso del tiempo, donde el desencanto se filtra en las paredes. De forma desordenada, describe lo que sucede en cada piso. Las vecinas se afanan en sus motivaciones y costumbres, conjugando inconvenientes con ingenio y símiles. Cada tanto, introduce algún referente artístico que subraya las excentricidades, en una reflexión situada y perspicaz.
