Una habitación pequeña, que cuenta con tan solo una puerta, presenta sus paredes llenas de hilo de cobre, como si fuese el vello púbico del espacio. Para Martínez Oliva, el cable es un conductor de energía, transmite la información, posibilita la comunicación, en una explosión vigorizante. La invisibilidad de lo que transita por el cable, como flujo continuo-discontinuo, le interesa particularmente, porque en el vaivén de ese movimiento reside la fuerza de vida de todo sujeto, como intercambio de deseos interpersonales. "Si no existiera el deseo, no habría movimiento ni vida.", dice Martínez Oliva (en Aliaga, 1995, p. 95 [la traducción es mía]). De esta forma presenta un anhelo de conexión, aunque se vea truncado por el miedo del VIH. De igual manera, una habitación puede simbolizar el espacio psíquico y mental de una persona, como cavidad que se llena de ideas, sensaciones y emociones.
Cuando Martínez Oliva deja sin título sus piezas, a la manera de Felix Gonzalez-Torres, es como si desease cerrar la obra sobre sí misma, sin prestar directrices de hacia dónde se ha de dirigir la mirada. No explicar implica dejar la obra sin completar, en un margen, auspiciando una nueva poética que permite que la obra simplemente sea, y sobre ella se proyecte cierta aura de misterio, que intrigue, capte y ayude a formular preguntas.
Ajuntament d'Aldaia (Ed.) (1993). Jesús Martínez Oliva. Valencia, España: Ajuntament d'Aldaia.
Aliaga, Juan Vicente (1995). Apèndix gustatius. En IVAM (Ed.) (1995), Els 90 en els 80. Proposta d’escultura valenciana (pp. 93-98). Valencia, España: IVAM Institut Valencià d'Art Modern.
Una habitación pequeña, que cuenta con tan solo una puerta, presenta sus paredes llenas de hilo de cobre, como si fuese el vello púbico del espacio. Para Martínez Oliva, el cable es un conductor de energía, transmite la información, posibilita la comunicación, en una explosión vigorizante. La invisibilidad de lo que transita por el cable, como flujo continuo-discontinuo, le interesa particularmente, porque en el vaivén de ese movimiento reside la fuerza de vida de todo sujeto, como intercambio de deseos interpersonales. "Si no existiera el deseo, no habría movimiento ni vida.", dice Martínez Oliva (en Aliaga, 1995, p. 95 [la traducción es mía]). De esta forma presenta un anhelo de conexión, aunque se vea truncado por el miedo del VIH. De igual manera, una habitación puede simbolizar el espacio psíquico y mental de una persona, como cavidad que se llena de ideas, sensaciones y emociones.
Cuando Martínez Oliva deja sin título sus piezas, a la manera de Felix Gonzalez-Torres, es como si desease cerrar la obra sobre sí misma, sin prestar directrices de hacia dónde se ha de dirigir la mirada. No explicar implica dejar la obra sin completar, en un margen, auspiciando una nueva poética que permite que la obra simplemente sea, y sobre ella se proyecte cierta aura de misterio, que intrigue, capte y ayude a formular preguntas.
Ajuntament d'Aldaia (Ed.) (1993). Jesús Martínez Oliva. Valencia, España: Ajuntament d'Aldaia.
Aliaga, Juan Vicente (1995). Apèndix gustatius. En IVAM (Ed.) (1995), Els 90 en els 80. Proposta d’escultura valenciana (pp. 93-98). Valencia, España: IVAM Institut Valencià d'Art Modern.


