Durante la Semana Santa de 2014 y 2015 la discoteca Código G organiza una procesión de la Virgen Travesti. Liz encarna este personaje. Para anunciarlo empapelan la ciudad con su imagen. En la acción participan amig+s y compañer+s como La Kilómetro. El jueves 17 de abril de 2014 sobre cuatro costaleros aparece por las calles de Ruzafa Liz caracterizada como la virgen, con manto, mantilla, aureola, gola, corsé y las piernas al aire. Sentada sobre un palio decorado con telas y flores rojas, porta en la mano, en lugar de un sagrado corazón, una naranja atravesada. Marchan durante la noche, de forma silenciosa y sacra. Se detienen en un punto para que desde el balcón La Kilómetro les dedique unos cantos.
Al año siguiente sale en procesión emulando una piedad, con el Jesucristo de las Maricas Resucitadas, que yace entre sus piernas ataviado con unos paños que cubren su sexo. En esta ocasión el palio va sobre ruedas. Les acompañan travestis penitentes y un cura. Con un ambiente más desenfadado y festivo, La Kilométro le dedica nuevamente cantos en los que le solicita ser perdonada por ser marica. Liz se dirige al público, "Pedidme lo que queráis, menos dinero", "Fíjate, para un hijo que tengo y me lo matan". Reparte chupitos y pide aplausos. Una mayor cantidad de gente se suman, siguiendo el paso, gritando sus pasiones y anhelos. Una acción subversiva que tiñe de alegría los eventos cristianos de la ciudad de València.
Durante la Semana Santa de 2014 y 2015 la discoteca Código G organiza una procesión de la Virgen Travesti. Liz encarna este personaje. Para anunciarlo empapelan la ciudad con su imagen. En la acción participan amig+s y compañer+s como La Kilómetro. El jueves 17 de abril de 2014 sobre cuatro costaleros aparece por las calles de Ruzafa Liz caracterizada como la virgen, con manto, mantilla, aureola, gola, corsé y las piernas al aire. Sentada sobre un palio decorado con telas y flores rojas, porta en la mano, en lugar de un sagrado corazón, una naranja atravesada. Marchan durante la noche, de forma silenciosa y sacra. Se detienen en un punto para que desde el balcón La Kilómetro les dedique unos cantos.
Al año siguiente sale en procesión emulando una piedad, con el Jesucristo de las Maricas Resucitadas, que yace entre sus piernas ataviado con unos paños que cubren su sexo. En esta ocasión el palio va sobre ruedas. Les acompañan travestis penitentes y un cura. Con un ambiente más desenfadado y festivo, La Kilométro le dedica nuevamente cantos en los que le solicita ser perdonada por ser marica. Liz se dirige al público, "Pedidme lo que queráis, menos dinero", "Fíjate, para un hijo que tengo y me lo matan". Reparte chupitos y pide aplausos. Una mayor cantidad de gente se suman, siguiendo el paso, gritando sus pasiones y anhelos. Una acción subversiva que tiñe de alegría los eventos cristianos de la ciudad de València.














