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Prometeo

2019

2019

En este caso, Miguel Hache recurre al mito clásico de Prometeo para hablar de los orígenes de la humanidad. Cuenta la leyenda que Prometeo es un titán que afrenta en dos ocasiones a Zeus. Con su primera ofensa, sacrifica a un buey y lo corta en dos. En una de mitad pone toda la tierna carne; en la otra, todos los huesos ocultos bajo una gruesa capa de grasa. Su intención es ofrendar el sacrificio a los dioses, dándoles la oportunidad de escoger, en primer lugar, la parte que les resulte más atractiva; la otra parte se la entrega a l+s mortales. Zeus elige la suculenta ración grasienta. Cuando se la lleva a los cielos y le hinca el diente, descubre que bajo la grasa solo hay osamenta. Como escarmiento por el engaño, lleno de cólera, arrebata el fuego a los seres humanos. Para paliar esta injusticia, Prometeo, que ama a l+s mortales, sube al Olimpo y recupera el fuego para devolvérselo a la humanidad.

Con su segunda ofensa, Prometeo rechaza a Pandora, la esposa que Zeus le crea a partir de barro. El dios del trueno confecciona este cuerpo femenino para seducir al titán, y como obsequio, concibe un ánfora que la mujer ha de destapar en su noche de bodas, y así liberar todos los males que asolarían el mundo mortal. Al no confiar en las intenciones de Zeus, Prometeo declina su ofrecimiento, y el dios, airoso, le condena a ser encadenado en el Cáucaso para que, eternamente, un águila le devore el hígado.

De la historia, a Miguel Hache le interesa la carga fundacional y de sacrificio, entendiendo el cuerpo como un espacio abierto a la ofrenda. Atraído por las connotaciones ritualistas y los modos en los que las reliquias y los votos se empañan de nociones sagradas que nos impide el tacto. ¿Qué es lo que no podemos tocar en nuestro día a día? ¿Qué es lo que no podemos tocar de nostr+s mism+s? A su vez, le fascina cómo esta leyenda se vincula con el fuego y las fallas, dando vida a algo que posteriormente será destruido, a modo de sacrificio pagano. Jugando con todos estos elementos, en la plantà de Falla Corona presenta un cuerpo sin género, con el torso abierto. Sus órganos están desperdigados por el espacio. Cada día, un órgano se introduce en el tórax, para reconstruir la totalidad del cuerpo durante la festividad, y luego entregarlo a las llamas.


En este caso, Miguel Hache recurre al mito clásico de Prometeo para hablar de los orígenes de la humanidad. Cuenta la leyenda que Prometeo es un titán que afrenta en dos ocasiones a Zeus. Con su primera ofensa, sacrifica a un buey y lo corta en dos. En una de mitad pone toda la tierna carne; en la otra, todos los huesos ocultos bajo una gruesa capa de grasa. Su intención es ofrendar el sacrificio a los dioses, dándoles la oportunidad de escoger, en primer lugar, la parte que les resulte más atractiva; la otra parte se la entrega a l+s mortales. Zeus elige la suculenta ración grasienta. Cuando se la lleva a los cielos y le hinca el diente, descubre que bajo la grasa solo hay osamenta. Como escarmiento por el engaño, lleno de cólera, arrebata el fuego a los seres humanos. Para paliar esta injusticia, Prometeo, que ama a l+s mortales, sube al Olimpo y recupera el fuego para devolvérselo a la humanidad.

Con su segunda ofensa, Prometeo rechaza a Pandora, la esposa que Zeus le crea a partir de barro. El dios del trueno confecciona este cuerpo femenino para seducir al titán, y como obsequio, concibe un ánfora que la mujer ha de destapar en su noche de bodas, y así liberar todos los males que asolarían el mundo mortal. Al no confiar en las intenciones de Zeus, Prometeo declina su ofrecimiento, y el dios, airoso, le condena a ser encadenado en el Cáucaso para que, eternamente, un águila le devore el hígado.

De la historia, a Miguel Hache le interesa la carga fundacional y de sacrificio, entendiendo el cuerpo como un espacio abierto a la ofrenda. Atraído por las connotaciones ritualistas y los modos en los que las reliquias y los votos se empañan de nociones sagradas que nos impide el tacto. ¿Qué es lo que no podemos tocar en nuestro día a día? ¿Qué es lo que no podemos tocar de nostr+s mism+s? A su vez, le fascina cómo esta leyenda se vincula con el fuego y las fallas, dando vida a algo que posteriormente será destruido, a modo de sacrificio pagano. Jugando con todos estos elementos, en la plantà de Falla Corona presenta un cuerpo sin género, con el torso abierto. Sus órganos están desperdigados por el espacio. Cada día, un órgano se introduce en el tórax, para reconstruir la totalidad del cuerpo durante la festividad, y luego entregarlo a las llamas.


Prometeo
2019
Arte fallero, Falla Corona, València.
Archivo Queer de Artistas Visuales. València, 1975-2024.
joaquín artime