En la serie Cartografías domésticas, Pepe Romero enlaza fragmentos de vendas de escayolas y trozos de pintura que se han desprendido de la pared. Pacientemente une lo que ha sido resquebrajado o separado, creando una serie de piezas que se presentan como muros precarios, arrancados, lastimados, rotos. Los confecciona a modo de remiendo, incorporando un material que es capaz de curar las fracturas. Estas nuevas paredes las ubica sobre un muro del mismo color y textura, a escasos centímetros de distancia, como si se desprendieran o no le pertenecieran.
La casa ha sido una constante en la producción artística de Romero. Es el lugar de la familia, de la protección, de la herida y del trauma; el espacio físico y psicológico que el adulto debe sanar durante su madurez.
En la serie Cartografías domésticas, Pepe Romero enlaza fragmentos de vendas de escayolas y trozos de pintura que se han desprendido de la pared. Pacientemente une lo que ha sido resquebrajado o separado, creando una serie de piezas que se presentan como muros precarios, arrancados, lastimados, rotos. Los confecciona a modo de remiendo, incorporando un material que es capaz de curar las fracturas. Estas nuevas paredes las ubica sobre un muro del mismo color y textura, a escasos centímetros de distancia, como si se desprendieran o no le pertenecieran.
La casa ha sido una constante en la producción artística de Romero. Es el lugar de la familia, de la protección, de la herida y del trauma; el espacio físico y psicológico que el adulto debe sanar durante su madurez.

